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El
Museo Guggenheim Bilbao (en
euskera,
Guggenheim Bilbao Museoa; en
inglés,
Guggenheim Museum Bilbao) es un
museo de
arte contemporáneodiseñado por el arquitecto
canadiense Frank O. Gehry, y localizado en
Bilbao (
País Vasco),
España. Es uno de los museos pertenecientes a la
Fundación Solomon R. Guggenheim. Fue inaugurado el
18 de octubre de
1997 por el
rey Juan Carlos I de España.
Las negociaciones para la construcción del museo entre las
autoridades públicas de la comunidad autónoma del
País Vasco y los directivos de la Fundación Guggenheim comenzaron en febrero de
1991. El acuerdo se firmó a finales de ese año, y se seleccionó al arquitecto, y el emplazamiento del edificio a mediados de
1992. Desde su inauguración en
1997, el museo ha recibido una
media superior al millón de visitantes anuales, y ha causado un impacto extraordinario en la economía y la sociedad vasca, impulsando el turismo en la región, y promoviendo la revitalización de múltiples espacios públicos y privados en la villa, además de mejorar la imagen de la ciudad.
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La característica más llamativa del museo es el innovador edificio en el que se emplaza, constituido por formas curvilíneas y retorcidas, recubiertas de piedra caliza,
cortinas de cristal y planchas de
titanio. Cuenta con una superficie total de 24.000 m², de los cuales 10.540 m² están reservados para las exposiciones, distribuidos en 19 galerías. Se ubica a orillas de la
ría de Bilbao, en una zona denominada
Abandoibarra, junto al
puente Príncipes de España (puente de La Salve), que está rodeado por una torre hueca.
El 3 de diciembre de 2014 el patronato del
Museo Guggenheim Bilbao aprobó renovar por otros 20 años la colaboración con la
Fundación Solomon R. Guggenheim de
Nueva York, suscrita en 1994 y cuya vigencia vencía el 31 de diciembre.
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§Arquitectura
Diseñado por el gabinete de arquitectos de
Frank Gehry, fue abierto al público en
1997 y alberga
exposiciones de arte de obras pertenecientes a la fundación Guggenheim y exposiciones itinerantes. Muy pronto el edificio se reveló como uno de los más espectaculares edificios
deconstructivistas. El diseño del museo y su construcción siguen el estilo y métodos de
Frank Gehry. Como muchos de sus trabajos anteriores la estructura principal está radicalmente esculpida siguiendo contornos casi orgánicos. El museo afirma no contener una sola superficie plana en toda su estructura. Parte del edificio es cruzado por un puente elevado y el exterior está recubierto por placas de
titanio y por una piedra caliza que fue muy difícil de encontrar (al final se logró encontrar en
Huéscar, Granada) de un color similar a la que se utilizó para construir la
Universidad de Deusto.
El edificio visto desde el río aparenta tener la forma de un barco rindiendo homenaje a la ciudad portuaria en la que se inscribe. Sus paneles brillantes se asemejan a las
escamas de un pez recordándonos las influencias de formas orgánicas presentes en muchos de los trabajos de Gehry. Visto desde arriba, sin embargo, el edificio posee la forma de una flor. Para su diseño el equipo de Gehry utilizó intensamente simulaciones por ordenador de las estructuras necesarias para mantener el edificio, consiguiendo unas formas que hubieran sido imposibles de realizar unas pocas décadas antes.
Mientras que el museo domina las vistas de la zona desde el nivel del río su aspecto desde el nivel superior de la calle es mucho más modesto por lo que no desentona con su entorno de edificios más tradicionales.
Vista exterior de la zona más alta del museo.
La
Fundación Guggenheim es poseedora de una gran colección de arte y del
Museo Guggenheim de Nueva York. Thomas Krens, el director de esta organización entre 1988 y 2008, dirigió una política de expansión basada en mandar fondos itinerantes con el fin de hacer exposiciones temporales en diferentes lugares. También quiso establecer dos centros de arte en
Europa, por lo que eligió dos ciudades:
Berlín (Alemania) y
Bilbao. Para esta última, se propuso rehabilitar un antiguo almacén, la Alhóndiga municipal, para albergar ahí la sucursal de su fundación. Solicitó los servicios de
Frank Gehry por la calidad que demostró en el Museo Temporal de Arte Contemporáneo. Este arquitecto era entonces considerado un experto en rehabilitaciones. Se organizó, por motivos exclusivamente legales, un concurso en 1991 que duró diez días. En él participaron Isozaki, los de
Coop Himmelb(l)au, y Gehry. Evidentemente, este último arquitecto lo ganó y fue entonces cuando decidió no hacer la rehabilitación pretendida por la Fundación Guggenheim.
Gehry prefirió diseñar un nuevo edificio y eligió, junto con Tomas Krens, su emplazamiento. Se situaría al norte del centro urbano, junto a la
ría de Bilbao. Escogió este preciso lugar porque el museo podría ser visto desde tres lugares estratégicos de la ciudad. El
18 de octubre de
1997 se celebró la gala de inauguración a la que acudieron importantísimos arquitectos y personalidades como los
Reyes de España. Además de esta fiesta, hubo muchas campañas mediáticas que lanzaron a la fama este edificio incluso antes de ser terminado. Estas campañas siguen existiendo al día de hoy.
Este proyecto recibió el
Premio Internacional Puente de Alcántara en 1998.
§Diseño del edificio[editar]
Detalle del diseño de la fachada del edificio.
Frank Gehry recibió el pedido de este museo poco después de que su proyecto del
Auditorio Walt Disney fuera cancelado cuando aun solo era una idea. Este hecho hizo que inspirase el Museo Guggenheim en su auditorio ideado, compartiendo ambos proyectos un planteamiento muy similar. Las formas blandas presentes en el museo comienzan con el Museo de Vitra y evolucionaron en otras obras. Gehry realizó docenas de maquetas donde fue probando las posibles formas del edificio. Todas ellas están hechas a mano, y desde julio de
1995 se exponen en la exposición “
Peggy Guggenheim”, situada en un palacete de
Venecia. Gehry no trabajó con ordenador, pero sí su equipo, cuyos miembros digitalizaron las maquetas de su jefe mediante una adaptación de un programa informático (Catia) de la
Agencia Espacial Europea. La adaptación a la arquitectura de este programa conllevó enormes gastos, los cuales fueron afrontados por la
Fundación Guggenheim.
§Formas exteriores
Dentro del aparente desorden de la envolvente, existe un patrón que rige la
volumetría. Este es el empleo en todos sus elementos de la máxima curvatura que soporta el titanio. La Gran Sala, también llamada Sala del Pez, se extiende hacia el este hasta acercarse con un puente que atraviesa la ría
de Bilbao, el puente de La Salve, una estructura que ya atravesaba el solar antes de la construcción del museo y a la que éste hubo que adaptarse. Tras éste hay una torre que parece ser la continuación del museo y tiene el lado que mira al puente sin revestimiento. Tiene en su interior una gran
estructura de barras metálicas inclinadas que recuerdan a las de
Coop Himmelb(l)au.
El museo visto desde el este se ve más ingrávido que desde otros lugares, y se pueden observar extraños paralelogramos curvos y torcidos que conforman la sala del pez. Por lo general, las ventanas del edificio tienen formas más racionales. Gehry es el “rey” del
contrapunto. Este término viene de otras artes, como la música, y consiste en contrastar cosas muy diferentes colocándolas juntas en el caso de la arquitectura. Este efecto, como en casi todas sus obras, lo consigue en el Museo Guggenheim de Bilbao ya que coloca una serie de bloques con formas rectas y racionales en la zona sur, la que mira al centro urbano de Bilbao. Las formas de estos edificios contrastan espectacularmente con los diseños curvos y libres de la parte más famosa del museo. Las fachadas de los bloques rectos no son metálicas, y sus ventanas son rectangulares. Hay fachadas moradas y otras con chapado de piedra de color crema.
Tras estos bloques hay una pequeña plaza que conduce a la entrada principal del edificio, y en este espacio abierto se encuentra la escultura
Puppy de
Jeff Koons. Se trata de un gigantesco perro hecho de flores naturales. Inicialmente constituyó una exposición temporal, pero finalmente se decidió que fuese permanente. Desde esta plaza el edificio se ve más grávido y estable que desde el este. Desde esta orientación, a la izquierda del museo hay unas escaleras exteriores que descienden a una pasarela que transcurre paralelamente a la cara norte del edificio y entre la
ría de Bilbao y un estanque. Según se baja por dichas escaleras se pueden observar salientes en los bloques rectos y paredes curvas.
Perspectiva del interior.
El interior del museo es menos complicado que el exterior pero también tiene elementos curvos. Aunque en general el interior es muy diáfano, se pueden distinguir tres plantas. La entrada principal del museo está al final de unas escaleras exteriores que comienzan en la plaza antes descrita y bajan hasta el nivel de la planta baja. Sobre las puertas de la entrada hay una pared acristalada que no cubre nada. Hay una parte de la planta baja que es sótano y que está cerrada al público. Desde la entrada se accede directamente al hall, una enorme habitación de 50 metros de altura con una planta en forma de flor. Da acceso a la Gran Sala, a las que tiene forma de pétalo, a las que son rectangulares y a la terraza de la marquesina que está en la cara norte. Esta marquesina tiene un solo pilar muy alto que da esbeltez a la estructura. Bajo el grueso techo de la misma hay una estructura metálica que lo sujeta.
En el centro del hall hay un enorme pilar. Además hay ascensores, pasarelas y escaleras que comunican con las plantas superiores. Las formas interiores del hall no siguen las formas geométricas y tiene partes recubiertas de piedra y otras acristaladas. La sala más grande del museo es la Gran Sala, conocida también por el nombre de la sala del pez, por su forma exterior. Es muy alargada y alberga obras artísticas de enorme tamaño, algunas de las cuales son temporales y otras permanentes. Hay salas con la planta en forma de pétalo. A éstas se accede desde el hall, al igual que la Gran Sala. En uno de los bloques de formas rectas hay una serie de salas de planta rectangular dispuestas en fila, es decir, una colocada detrás de otra sin pasillo que las comunique. En cada planta hay tres salas y para
acceder a la última es necesario atravesar las dos primeras. Casi todas las salas del museo tienen lucernarios que dan una luz cenital muy interesante.
§Revestimiento de fachadas y cubiertas
Detalles del recubrimiento de titanio.
Frank Gehry, para escoger el revestimiento del Museo Guggenheim de Bilbao, se fijó en las plumas y
escamas de muchos animales. Observó sus fijaciones y la posibilidad de movimiento que dan. Le interesa mucho los animales y los sistemas que usa la naturaleza para cubrir superficies curvas, similares a las del museo. Decidió usar «escamas» rígidas de manera que se montasen unas encima de otras. La diferencia entre el revestimiento usado y la piel de los animales es que la de estos últimos está adaptada al movimiento mientras que la del edificio no, por lo que ambos sistemas de cubrimiento no son los mismos.
Gehry quiso desde el primer momento que estas piezas fuesen metálicas. Barajó varias posibilidades que admitían el uso de varios materiales. Decidió no usar acero inoxidable porque decía que no correspondía con el cielo de
Bilbao. También descartó la posibilidad de usar cobre y otros metales. Finalmente se decantó por hacer las piezas de titanio, un metal bastante caro que contrasta con los materiales económicos usados en sus primeras obras. La aleación definitiva es de
cinc y
titanio, existiendo una proporción mucho mayor del segundo metal. Se trata de una chapa cuyo espesor es de un tercio de milímetro y resulta muy manejable. Al ser tan fino, se adapta perfectamente a la curva descrita por el edificio.
Cada pieza tiene una forma única y exclusiva al lugar que ocupa. La forma precisa de cada chapa fue determinada por el CATIA. Cada pieza está ligeramente almohadillada para que se adapte perfectamente a su lugar. A este efecto se le conoce con el término boatiné. Hay zonas en las fachadas con remiendos, es decir, conjuntos de chapas con diferentes colores, debido a las ligeras variaciones de la aleación metálica que hay en cada pieza. Hay chorretones en algunas fachadas, especialmente las que dan al norte. Se producen por la reacción química entre las chapas, la humedad ambiental y los ganchos que sujetan las piezas, que no son de titanio. En dicha reacción se crean
pares galvánicos, los cuales se ven como chorretones muy poco estéticos.
§Exposiciones
Las exposiciones en el museo cambian frecuentemente y contienen principalmente trabajos realizados a lo largo del siglo XX siendo las obras pictóricas tradicionales y las esculturas una parte minoritaria comparada con otros formatos e instalaciones artísticas y formatos electrónicos. Algunos entusiastas del arte consideran que el edificio en sí está muy por encima de las obras que forman parte de la colección del museo.
[cita requerida] En los últimos años, de acuerdo a la política general de los centros Guggenheim, se han incluido exposiciones de arte antiguo, acaso con el deseo de captar más público. Así, se han expuesto dibujos de
Miguel Ángel, pintura antigua del
Ermitage de San Petersburgo, grabados de
Durero (2007) y una selección de pintura y objetos antiguos del
Kunsthistorisches de Viena (2008).
En 2005, se instaló, como parte de la colección permanente y propia del museo,
La materia del tiempo, una serie de siete esculturas monumentales creadas por
Richard Serra,
5 y que se unen a
Serpiente(
Snake), la escultura realizada por el artista para la inauguración del museo.
§Críticas
El museo, sobre todo durante su construcción, recibió numerosas críticas desde diferentes sectores de la
cultura vasca ya que los fondos para construirlo salieron exclusivamente de los presupuestos del Departamento de
Cultura del
Gobierno Vasco, mientras que muchos reclamaban que salieran de otras áreas como Industria, ya que consideraban que, sobre todo, era una inversión de corte empresarial más que cultural; y que dejaba a la cultura vasca desprovista de fondos durante esos años.
Incluso
Jorge Oteiza llamó al Guggenheim Bilbao «Fábrica de quesos»,
[cita requerida] y juró que mientras viviese no permitiría que ninguna de sus obras fuese expuesta allí; si bien una vez construido el museo dijo que «había que aprovechar lo que ya había» y no se negó a que sus obras fueran expuestas en él, como así ha sucedido.
[cita requerida] Se ha criticado también al edificio por su elevado coste y el carácter casi experimental de muchas de las innovaciones que se hicieron en su construcción, que han hecho más caro y difícil su limpieza y mantenimiento, por humedades, oxidación del
titanio (aunque no se trate de una verdadera oxidación), etc.
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Sin embargo la mayoría de las críticas se vieron apagadas por el inesperado éxito que el edificio y el propio museo tuvo a nivel mundial, trayendo a la ciudad enormes beneficios y dimensionando positivamente la imagen de
Bilbao a nivel internacional.
§Premios y distinciones
museo es extenso y prolijo.6
El edificio recibió múltiples críticas favorables, como la del arquitecto estadounidense
Philip Johnson, quien lo calificó como «el edificio más grande de nuestros tiempos».
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El proyecto del Museo Guggenheim recibió además el IV
Premio Internacional “Puente de Alcántara”, 1999.
En 2000, el Foro Europeo de Museos le otorgó el
Premio del museo europeo del año, galardón que reconoce cada año a los nuevos museos que han realizado avances e innovaciones en el ámbito museístico. El museo galardonado alberga durante un año la estatua de
Henry Moore The Egg, que simboliza el premio. Junto con el
Museo Arqueológico Provincial de Alicante (2004),
CosmoCaixa de
Barcelona (2006) y el
Museo de Medina Azahara (2012), son los cuatro únicos museos de
España que han recibido el premio.
Es además desde
2007, uno de los
12 Tesoros de España.
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§Véase también
§Referencias
§Bibliografía
- Esteban, Iñaki (2007). El efecto Guggenheim. Barcelona: Anagrama. ISBN 978-84-339-6264-5.
- Iovine, Julie V. (1999). Guggenheim Bilbao (en inglés). Nueva York: Princeton Architectural Press. ISBN 1-56898-193-7.
- Suau, John Thomas (1999). The Guggenheim Museum Bilbao: Cultural Tourism, Urban Renewal, and Political Risk (en inglés). Washington D.C.: American University.
- Tellitu, Alberto; Estaban, Iñaki; González Carrera, J. A. (1999). El milagro Guggenheim. Bilbao: Diario El Correo S.A. ISBN 84-922762-0-7.
- van Bruggen, Coosje (1999). Frank O. Gehry. Musée Guggenheim Bilbao (en francés). Nueva York: Guggenheim Museums Publications. ISBN 2-7324-2572-9.
- Van Uffelen, Chris (2010). Museos. Arquitectura. Traducido al español por Fabio Descalzi. Potsdam: h.f.ullmann publishing. p. 350. ISBN 978-3-8331-6058-5.